Hace algunos días en diversos medios de comunicación se informó sobre la práctica de “tampones en las rocas” que conlleva introducir un tampón impregnado de alguna bebida alcohólica por la vía rectal o vaginal. Algunos medios describen a esta práctica como una “nueva moda” y otros indican que es exclusiva de “chicas”.
No obstante, no se trata de una moda y tampoco es exclusiva de un sector de la población. Si bien, en el cuestionario de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016 – 2017, por primera vez se incluyó el reactivo “Aparte de consumir bebidas alcohólicas vía oral (por la boca), ¿lo has consumido de alguna otra forma?” Al respecto se obtuvieron los siguientes resultados:
4,379 hombres de una edad entre 18 a 21 años reportaron haber ingerido alcohol mediante la introducción de algodones por la vía anal; en tanto 1,915 mujeres informaron usar el mismo método.
4,017 hombre de una edad de entre 24 a 28 años informaron haber consumido bebidas alcohólicas por vía ocular.
En tanto, 2,321 hombres jóvenes de una edad promedio de 22 años reportaron haber ingerido alcohol vía umbilical.[1]
Lo anterior, constituye un indicador sobre conductas de riesgo y más allá de considerar lo que motiva a los jóvenes a emplear estos métodos, es necesario generar acciones que atiendan el problema de fondo: consumo; en este sentido, no se trata de estigmatizar el uso de bebidas alcohólicas, pero debe comprenderse que de todo el universo de sustancias psicoactivas es la que más se consume, en el año 2016, la prevalencia de consumo anual de alcohol en la población de 12 a 65 años fue del 49.1%, equivalente a 40,747,906 personas. que se distribuye del siguiente modo:
Fuente: CONADIC, Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016 - 2017.
Además, basta mencionar que el consumo problemático (abuso y dependencia) de dicha sustancia colocó al país (en 2017) en el séptimo lugar a nivel mundial por muertes causadas por accidentes de tránsito asociados al consumo de alcohol, es decir, en ese año se registraron 65 fallecimientos diarios en promedio.[2]
Sin embargo, las conductas de riesgo (consumo por vía anal, vaginal, ocular u umbilical) constituyen un “foco rojo” que sugiere una pronta atención mediante el re-diseño de las campañas de prevención o en su caso dar mayor prioridad a las campañas de reducción de riesgos y daños para las juventudes, con el objetivo de prevenir casos de morbilidad asociados a enfermedades infecciosas mediante la difusión de información científica y sustentada en evidencia; de manera que se espera que las dependencias responsables en la materia no recurran en medidas similares a la prohibición de la venta de bebidas energizantes combinadas con alcohol en tiendas o en bares.
[1] Sobre estos datos es importante considerar el factor de expansión que establece la ENCODAT 2016 -2017.
[2] Víctor Sandoval, "México, séptimo lugar en accidentes de tránsito: OPS", W Radio.
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