En una urbe tan grande, como lo es la Ciudad de México, donde habitamos más de 2.6 millones de jóvenes, de diferentes lugares, historias y con diversas necesidades. Es inevitable no hacer la pregunta: ¿la salud emocional está al alcance de todas las juventudes?
Es decir ¿la Atención Emocional llega a todas las juventudes?, incluyendo aquellas que se encuentran marginadas en la desigualdad social y económica; o aquellas que no tienen acceso a la salud, empleo y educación o las juventudes que viven al día. Solo por mencionar algunos ejemplos de la desigualdad social a la que nos referimos.
Pero antes de continuar con la idea anterior, es necesario puntualizar los conceptos de Salud Mental y de Salud Emocional, pues nos ayudará entender el enfoque usado en los Programas Públicos. Cuando nos referimos a la Salud Mental, hablamos de la prevención y atención de los padecimientos psiquiátricos y psicológicos. Al hablar de Salud Emocional, hacemos referencia al cuidado del bienestar enfocado en la prevención y atención de los padecimientos psicosociales, siendo más precisos, se habla de la atención y prevención de la ansiedad, depresión, el suicido y las adicciones.
Tomando en cuenta las definiciones anteriores, es justo reconocer que, en los años recientes (de 2011 a la fecha) - al menos en la Ciudad de México - ha tenido mayor relevancia el papel de la Salud Emocional en las Políticas de Salud Pública. Las Instituciones encargadas de garantizar y cumplir con la Ley de los Derechos de las Personas Jóvenes en la Ciudad de México, han tomado cartas en el asunto para incluir el tema, en la Agenda del Gobierno Capitalino. Tal es el caso del Instituto de la Juventud de la Ciudad de México (INJUVE), con su Programa “Hospital de las Emociones”, ahora llamado “NUBE (Núcleo Urbano de Bienestar Emocional)” que, en coordinación con la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, ha ofrecido Atención Psicológica a las y los jóvenes capitalinos que lo soliciten.
Sin duda es un Programa Público bastante complejo y ambicioso que centra su labor en brindar terapia gratuita a los jóvenes. Un gran acierto si se trata de garantizar el acceso a la atención emocional, pero es necesario someter a consideración cual es el alcance real que tiene el Programa “NUBE” sobre la población objetivo y los beneficiarios, es decir, considerar hasta que jóvenes llega, y si realmente logra llegar a todas las juventudes que requieren del programa, pero sobre todo, cuál es la capacidad que tiene para atender a las juventudes que lo necesitan.
Un buen programa que va mejorando con el tiempo, y que puede mejorar más, sumando la participación de la Sociedad Civil. Un trabajo en conjunto, para impulsar campañas sobre la prevención y cuidado de la Salud Emocional. De esta manera se podría llegar a toda la diversidad de juventudes, y sobre todo a aquellas que aún no consideran el Cuidado del Bienestar Personal como una prioridad.
Recordemos que el principal reto para la Salud Emocional es acceder, a todos los espacios en donde no ha sido visibilizada su importancia, y garantizar su acceso para todas y todos. Es indispensable que los jóvenes reconozcamos la relevancia que tiene el cuidado de la Salud Emocional en nuestros días cotidianos.